La psicoterapia es el proceso de ayuda profesionalizado hacia un individuo, pareja o familia. Este proceso implica dotar a la persona (o personas) de una serie de herramientas y recursos avalados científicamente, con el objetivo de que los implemente a su forma de pensar, sentir y/o comportarse. Este proceso se basa en la colaboración del paciente a través del diálogo, la confianza, la empatía, y, en definitiva, el establecimiento de un vínculo con su terapeuta. Además, suele ir acompañado de una serie de procedimientos y tareas que el psicólogo muestra al paciente, adaptándose al problema de cada individuo.
El proceso de psicoterapia se basa en forjar vínculos de confianza entre el paciente (o pacientes, en el caso de la terapia de pareja) y el terapeuta, a través de un proceso constituido por tres bloques:
Los tipos u orientaciones o enfoques de psicoterapia son múltiples (terapia cognitivo conductual, terapia psicoanalítica, terapia sistémica, etc.) y su empleo depende de la formación teórica del psicólogo, así como del tipo de problema que presenta el paciente. De hecho, con frecuencia combinamos elementos de diferentes tipos de terapia. En mi caso, combinando elementos de:
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