Trastorno de ansiedad por enfermedad

¿Qué es?

 

 

La manifestación más frecuente de la persona con trastorno ansioso por enfermedad, tradicionalmente denominado hipocondría, es la preocupación persistente de que padece o puede padecer una enfermedad orgánica importante debido a síntomas que experimenta, y a pesar de las reiteradas visitas y pruebas médicas descartando la misma. Esta creencia se basa en la interpretación errónea de signos y sensaciones corporales como evidencia de una enfermedad y es persistente a pesar de una adecuada evaluación médica .

 

La característica esencial por tanto es la constante preocupación de la posibilidad de tener una o más enfermedades somáticas graves progresivas, puesta de manifiesto por la presencia de quejas somáticas persistentes o por preocupaciones persistentes sobre el aspecto físico. Es muy frecuente que el paciente valore sensaciones y fenómenos normales o frecuentes como excepcionales y molestos, focalizando en ellos su atención, casi siempre centrada sobre uno o dos órganos o sistemas del cuerpo. Es posible que el paciente defina su trastorno y se refiera a él por su nombre, pero, incluso cuando sea así, el grado de convicción sobre su presencia y el énfasis que pone sobre su trastorno suele variar de una consulta a otra. Es también bastante frecuente que el paciente presente comorbilidad con otros trastornos, como pueden ser ansiedad o depresión, pudiendo en ese caso generar diagnósticos adicionales. 

 

Lo habitual es que este tipo de trastorno se presente antes de la edad de 50 años, así como que tanto el curso de los síntomas como el de la incapacidad consecuente sean crónicos, aunque con oscilaciones en su intensidad; se presenta tanto en hombres como en mujeres. 

 

 

¿Por qué se produce el trastorno?

 

 

Existen varias perspectivas que intentan explicar la etiología (causas) de este trastorno, y todo parece indicar que las causas son múltiples.

 

Acorde a la pespectiva e investigación sobre la influencia de los modelos parentales se ha afirmado que las actitudes parentales hacia la enfermedad (tanto física como psicológica), las experiencias propias previas con la enfermedad física y psicológica y las actitudes adquiridas de la cultura son relevantes en la etiología del trastorno de ansiedad por enfermedad.

 

Por otro lado, la perspectiva cognitivo conductual ha encontrado y refutado que los pacientes con trastorno de ansiedad por enfermedad tienen umbrales bajos para el malestar físico y escasa tolerancia. Tienen ideas sobrevaloradas, cargadas con un sentido emocional y no racional. Asimismo, malinterpretan sus síntomas corporales aumentando y amplificando sus sensaciones somáticas.

 

La perspectiva del aprendizaje social ha sido otra corriente que ha demostrado empíricamente las causas de este trastorno. A este respecto, han encontrado algunos datos relevantes partiendo del hallazgo de que las enfermedades médicas no contienen el estigma social y de rechazo que si viven los pacientes con problemas psicológicos. Así, esta perspectiva incluye un concepto importante: rol de enfermo.

 

 

El concepto de sick role de Parsons (1951) se basa en el supuesto de que estar enfermo no es una elección consciente y deliberada, aunque una enfermedad pueda producirse como consecuencia de una exposición intencionada a una infección o una lesión. Parsons advierte que algunas personas pueden verse atraídas por el rol de enfermo en cuanto que la persona enferma no puede desarrollar sus tareas normales. 

 

 

 

El rol del enfermo permitiría al paciente afectado evitar obligaciones, posponer cambios no  bienvenidos y relevarlo de obligaciones y deberes.

 

Así, otras perspectivas con menos evidencia como la perspectiva psicoanalítica, consideran que en el trastorno de ansiedad por enfermedad los deseos agresivos y hostiles hacia las demás son transferidos a quejas físicas (somáticas), de forma que el sujeto no necesitaría confrontar de un modo consciente sus impulsos inaceptables. Mientras que la perspectiva biológica entiende los síntomas del trastorno como similares a los observados en la depresión o en los trastornos de ansiedad, siendo erróneamente interpretados por la persona.

 

En cualquier caso, los modelos etiológicos actuales que explican este trastorno son, en definitiva, un compendio de los anteriores factores que acabamos de leer. De una u otra forma, esos factores mantienen el trastorno. Hacen que perdure en el tiempo. 

 

También encontraríamos otros factores que explican el trastorno, que son los llamados factores implicados en la amplificación de la experiencia sintomática

 

 

De todo lo expuesto, se considera que las características centrales del trastorno de ansiedad por enfermedad son:

 

  • La atribución errónea y la interpretación catastrófica, lo que genera tendencia duradera a malinterpretar síntomas y signos físicos inocuos como evidencia de enfermedades graves.
  • Tales interpretaciones de una amenaza grave a la salud se asocian con ansiedad, que a su vez lleva a una serie de cambios, como una búsqueda repetida de tranquilización, conductas de evitación y seguridad, comprobaciones corporales, aumento de la focalización en el cuerpo y atención selectiva a informaciones relacionadas con la enfermedad.

 

 

Modelo de mantenimiento del trastorno 

 

 

En este sentido, se ha propuesto la existencia de un estilo autoperceptivo de amplificación somatosensorial, que conllleva una percepción aumentada de la información interoceptiva, que daría lugar a un sesgo atencional por medio de cual se genera una hipervigilancia al “ruido corporal”.

 

Una tendencia a seleccionar sensaciones banales, y por el sesgo cognitivo evaluativo, a reaccionar ante ellas con cogniciones alarmantes y estados de ansiedad, que van a aumentar, mediante el feedback somatosensorial periférico, las sensaciones somáticas.

 

La hipersensibilidad interoceptiva da lugar a una mayor reactividad fisiológica, que mediante los lazos de feedback, se aumentan mutuamente en un círculo vicioso. Se desarrollan cogniciones aberrantes que resultan de determinadas formas de procesamiento anómalo de la información biológica. Corroborando esta hipótesis, se ha encontrado que estos sujetos son capaces de percibir más nítida y exactamente los latidos cardíacos y los movimientos peristálticos intestinales que los sujetos normales o sin psicopatología. 

 

 

 

 

La aprensión hipocondríaca va regularmente asociada a malestar emocional y a mayores puntuaciones en neuroticismo. El estilo cognitivo es parecido al que se presenta en el trastorno obsesivo-compulsivo.

 

Resumiendo, en los sujetos hipocondríacos se ha demostrado una mayor percepción o autoconciencia interoceptiva, que puede ser un factor importante en el mantenimiento del trastorno, al contribuir a la mala interpretación de estas percepciones como signos de un trastorno médico.

 

 

Psicoterapia del trastorno

El tratamiento se basará en la psicoterapia cognitiva conductual. A través de diversas técnicas, se busca que el paciente haga frente a sus miedos y pierda el pavor a la enfermedad y a las reacciones de su cuerpo y las atribuciones que de ellas hace.

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