Trastorno por consumo de opiáceos

 

 

Los opiáceos son una familia de sustancias que habitualmente se utilizan para el tratamiento del dolor. Entre los opiáceos más conocidos tenemos la morfina, de la que a su vez se extrae la heroína. Otros derivados también conocidos son la metadona o la codeína

 

Los opiáceos pueden consumirse por cualquier vía, aunque lo más frecuente es que sus consumidores se la administren por vía pulmonar e intravenosa. De forma menos frecuente, se suele consumir por vía intranasal.

 

 

El trastorno por consumo de opiáceos (o adicción a los opiáceos) se caracteriza por la presencia de un patrón de consumo de opiáceos que genera no provocan en la persona un deterioro o malestar clínicamente significativo y que se manifiesta por, al menos, dos pero sientes síntomas o hechos en un plazo de 12 meses:

 

  • Se consumen opiáceos en cantidades superiores a las consumidas con anterioridad o durante un periodo más prolongado del previsto por la persona
  • Existe un deseo intenso y persistente por consumir y esfuerzos fracasados de abandonar o controlar el consumo de opiáceos
  • La persona invierte mucho tiempo en las actividades necesarias para conseguir la sustancia, consumirla o recuperarse de sus efectos
  • La persona sufre ansiedad o un poderoso deseo o necesidad de consumir la sustancia
  • Se produce un consumo recurrente de opiáceos que llevan al incumplimiento de los deberes fundamentales en el trabajo, la escuela o el hogar
  • Se produce un consumo continuado de opiáceos a pesar de sufrir problemas sociales interpersonales
  • El consumo provoca en la persona un abandono o reducción de importantes actividades, sociales profesionales o de ocio
  • Se produce un consumo recurrente de opiáceos en situaciones que suponen un riesgo físico para la persona o terceros
  • Se continúa con el consumo de opiáceos a pesar de saber que sufre un problema físico o psicológico generado por el consumo
  • Se produce un efecto de tolerancia definida por la necesidad de consumo de cantidades cada vez mayores o, un efecto notablemente reducido tras el consumo continuado de la sustancia
  • Se produce abstinencia manifestada por alguno de los siguientes hechos: 
    • Bien porque se consumen opiáceos para aliviar o evitar los síntomas de la abstinencia,
    • O bien, por la presencia del síndrome de abstinencia característico del consumo de opiáceos

 

 

 

 

La mayoría de las personas con trastorno por consumo de opiáceos tiene niveles significativos de tolerancia y experimentan abstinencia tras la interrupción brusca de sustancias opiáceos. Además, con frecuencia desarrollan respuestas condicionadas a los estímulos relacionados con las drogas (p. ej., un deseo intenso al ver una sustancia en polvo blanca parecida a la heroína), un fenómeno que ocurre con la mayoría de los medicamentos que causan cambios psicológicos intensos. Estas respuestas probablemente contribuyen a la recaída, son difíciles de extinguir y persisten frecuentemente mucho tiempo después de que se complete la desintoxicación. 

 

Además, el trastorno por consumo de opiáceos se asocia a dificultades matrimoniales (incluido el divorcio), el desempleo y el empleo irregular en todos los estratos socioeconómicos. 

 

Las tasas son más altas en los hombres que en las mujeres (el 0,49 % frente al 0,26 %), con una ratio hombre-mujer de 1,5:1 para los opiáceos distintos de la heroína (es decir, disponibles con receta médica) y de 3:1 para la heroína.

 

 

Intoxicación por opiáceos

 

 

La característica esencial de la intoxicación por opiáceos es la presencia de cambios problemáticos de comportamiento o psicológicos clínicamente significativos (p. ej., euforia inicial seguida de apatía, disforia, agitación o retraso psicomotor, alteraciones en el juicio) que se desarrollan durante o poco 
tiempo después del consumo de opiáceos.

 

La intoxicación se acompaña de constricción pupilar (a menos que se haya producido una sobredosis grave, que se acompaña de dilatación pupilar y anoxia), y uno o más de los siguientes signos: somnolencia ("cabezadas"), dificultad para 
hablar y deterioro de la atención o memoria; la somnolencia puede progresar hasta el coma. Las personas con intoxicación por opiáceos pueden demostrar falta de atención al medio ambiente, hasta el punto de ignorar los eventos potencialmente dañinos. 

 

 

Síndorme de abstinencia de los opiáceos

 

 

El síndrome de abstinencia de los opiáceos se caracteriza por la presencia de los siguientes hechos: un consumo de opiáceos que ha sido muy intenso y prolongado (varias semanas o más) y la administración de un antagonista de los opiáceos tras un consumo prolongado de los mismos.

 

La gravedad y la velocidad de la abstinencia asociadas con los opiáceos depende de la vida media del opiáceo utilizado. La mayoría de las personas que dependen fisiológicamente de sustancias de acción corta, como la heroína, empieza a tener síntomas de abstinencia dentro de las 6-12 horas después de la última dosis. Los síntomas pueden comenzar entre 2 y 4 días después del cese en el caso de los medicamentos de acción prolongada, como la metadona, LAAM (L-alfa-acetilmetadol) o la buprenorfina. Los síntomas agudos de abstinencia de un opiáceo de acción corta, como la heroína, normalmente presentan su máximo nivel a los 1-3 días y disminuyen gradualmente en un período de tiempo de 5 a 7 días. Los síntomas de abstinencia menos graves pueden durar semanas o meses. Estos síntomas más crónicos son la ansiedad, la disforia, la anhedonia y el insomnio.

 

La abstinencia de opiáceos se caracteriza por un patrón de signos y síntomas que son opuestos a los efectos agonistas agudos. Los primeros son subjetivos y consisten en quejas de ansiedad, inquietud, y una "sensación de dolor" sobre todo en las piernas y la espalda, junto con irritabilidad y un aumento de la sensibilidad al dolor.

 

Deben estar presentes para hacer un diagnóstico de abstinencia de opiáceos tres o más de los siguientes:

 

  • Estado de ánimo disfórico
  • Náuseas o vómitos
  • Dolores musculares
  • Lagrimeo o rinorrea
  • Dilatación pupilar
  • Piloerección
  • Aumento de la sudoración
  • Diarrea
  • Bostezos
  • Fiebre
  • e insomnio

 

La piloerección y la fiebre están asociadas con una abstinencia más grave y no se ven a menudo en la práctica clínica habitual, porque las personas con este trastorno suelen obtener las sustancias antes de que progresen los síntomas de la abstinencia.

 

 

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