La marihuana es una mezcla de hojas secas, flores, tallos y semillas del cáñamo, Cannabis sativa. La planta contiene una sustancia química que altera la mente llamada delta-9-tetrahydrocannabinol (THC) y otros compuestos relacionados a este.
Los principales cannabinoides son el THC, el cannabidiol (CBD) y el cannabinol (CBN), aunque existen muchos más, siendo, de todos ellos, el THC el cannabinoide con mayor potencia psicoactiva (es decir, el que mayor abstinencia puede provocar, por ejemplo). El cannabinol (CBN) también tiene propiedades psicoactivas, que son aproximadamente una décima parte de las descritas para el THC; mientras que el CBD, contiene entorno al 0'2% de THC (a pesar de que habitualmente se afirma que no contiene THC).
Los cannabinoides endógenos actúan como neurotransmisoresporque envían mensajes químicos entre las células nerviosas (neuronas) a través de todo el sistema nervioso. Afectan las regiones del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la coordinación y la percepción del tiempo y el espacio. Debido a esta similitud, el THC puede adherirse a moléculas llamadas receptores cannabinoides en las neuronas de estas regiones del cerebro y activarlas, lo que altera varias funciones mentales y físicas y causa los efectos descritos anteriormente.
Por ejemplo, el THC puede alterar el funcionamiento del hipocampo y la corteza orbitofrontal, que son regiones del cerebro que permiten que una persona
cree recuerdos nuevos y cambie su foco de atención. Por lo tanto, el consumo de marihuana disminuye la capacidad de pensar e interfiere con la capacidad de una persona para aprender y
realizar tareas complicadas. El THC también altera el funcionamiento del cerebelo y los ganglios basales, que son regiones del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación
y el tiempo de reacción.
El THC, que actúa por medio de los receptores cannabinoides, también activa el sistema de recompensa del cerebro que gobierna la respuesta a comportamientos placenteros saludables, como el sexo y la comida. Al igual que la mayoría de las drogas, el THC estimula las neuronas del sistema de recompensa del cerebro, que liberan el mensajero químico llamado dopamina en cantidades mayores de las que se observan normalmente en la respuesta a estímulos gratificantes naturales. La oleada de dopamina le “enseña” al cerebro a repetir la conducta gratificante, lo que contribuye a las propiedades adictivas de la marihuana.
Además, varios estudios han asociado el consumo de marihuana con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos, incluidos la psicosis (esquizofrenia), la depresión, la ansiedad y los trastornos por consumo de drogas, pero no siempre es fácil determinar si el consumo es efectivamente la causa de estos trastornos o en qué medida los causa.
Efectivamente, la marihuana es adictiva. De hecho, su consumo puede llevar al consumo problemático, conocido como trastorno por consumo de marihuana. Según las investigaciones, el 30% de las personas que consumen marihuana pueden sufrir del trastorno por consumo de marihuana en alguna medida, y en concreto aquellas personas cuyo inicio del consumo se produjo antes de los 18 años quienes presentan entre cuatro y siete veces más probabilidades de adquirir un trastorno adictivo que las personas adultas.
A pesar de que el mito dice que los usuarios de marihuana no desarrollan dependencia, sí lo hacen. Las personas que la usan frecuentemente desarrollan
tolerancia farmacológica, por lo que requieren consumir cantidades paulatinamente mayores para obtener el efecto deseado. Esta tolerancia lleva a la dependencia del cannabis, la cual se
manifiesta con síndrome de abstinencia cuando se interrumpe su consumo por más de una semana.
Asi mismo, quienes consumen frecuentemente marihuana a menudo reportan irritabilidad, dificultad para dormir, problemas de estado de ánimo, menos apetito, deseos intensos de la droga, inquietud o varias otras formas de molestias físicas que alcanzan un máximo en la primera semana después de dejar el consumo y duran hasta dos semanas.
Finalmente, es importante destacar que el trastorno por consumo de marihuana se convierte en adicción cuando la persona no puede dejar de consumir la droga, aun cuando interfiere con muchos aspectos de su vida. Las estimaciones de la cantidad de personas adictas a la marihuana son todavía controvertidos y sugieren que el 9% de las personas que consumen marihuana se volverán dependientes de la droga, y el porcentaje aumenta al 17% en quienes comienzan a consumir la droga en la adolescencia.
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