El trastorno depresivo inducido por enfermedad (o afección médica) se caracteriza por la presencia de síntomas depresivos, durante un período de tiempo importante y persistente, o una disminución notable del interés o del placer en todas o casi todas las actividades y que se piensa que está relacionado con los efectos fisiológicos directos de la otra afección médica.
Para determinar si las alteraciones del ánimo se deben a otra afección médica general, el clínico debe establecer primero la presencia de una afección médica general. Además, el clínico debe establecer que la alteración del ánimo está etiológicamente relacionada con la afección médica general mediante un mecanismo fisiológico.
Existen asociaciones claras y algunos correlatos neuroanatómicos entre depresión e infarto cerebral, enfermedad de Huntington, enfermedad de Parkinson y daño cerebral traumático. Entre las afecciones neuroendocrinas más estrechamente asociadas a la depresión se encuentran la enfermedad de Cushing y el hipotiroidismo. Hay otras muchas afecciones que se piensa que están asociadas con la depresión, como la esclerosis múltiple. Sin embargo, la bibliografía avala más esta asociación causal en algunas afecciones, como la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Huntington, que en otras, para las que el diagnóstico diferencial podría ser el de trastorno de adaptación con ánimo deprimido.
El trastorno depresivo inducido por enfermedad puede confundirse con otros trastornos, como son:
Las afecciones comórbidas con el trastorno depresivo debido a otra afección médica son aquéllas que se asocian a las afecciones médicas de relevancia etiológica. Se ha señalado que el delirium puede aparecer antes o durante los síntomas depresivos en los pacientes con varias afecciones médicas, como la enfermedad de Cushing. Es frecuente que se asocien síntomas de ansiedad, normalmente generalizados, a los trastornos depresivos independientemente de la causa.
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