Trastornos del sueño y la vigilia

 

 

El sueño no sólo nos proporciona un mero descanso en nuestra vida diaria,
sino que constituye un estado activo esencial para la restauración física y
psicológica. Sin embargo, no todo el mundo valora la importancia de dormir. Hoy en día aún podemos encontrar personas que creen que dormir es una pérdida de tiempo, y no una necesidad vital. El sueño es una actividad absolutamente necesaria para hacer frente a los nuevos retos que vamos a tener que afrontar al día siguiente, y, por tanto, la ausencia de calidad (por los motivos que sean) de un sueño reparador va a generar un impacto psicológico en una o varias áreas de funcionamiento de la persona.

 

 

El sueño es una función fisiológica vital y rítmica, puesto que su aparición es
diaria y sigue un proceso evolutivo que se va adaptando a las necesidades del ser
humano.

 

Un sueño normal, sano y reparador va a presentar una serie de características:

 

 

 

  • Tiempo en quedarse dormido: entre 5 y 30 minutos.
  • Existencia de 4 a 6 ciclos de sueño por noche.
  • Duración de cada ciclo: entre 90 y 120 minutos.
  • La restauración física tiene lugar en la primera mitad de la noche.
  • La restauración psicológica, fijación de la memoria y mejora del aprendizaje tienen lugar en la segunda mitad de la noche.
  • No presenta dificultad de conciliación del sueño después de los
    despertares nocturnos.

 

 

¿Qué es el insomnio?

 

 

Se trata de un síntoma frecuente que afecta a un 25% de la población de los países industrializados, y cuya repercusión social, económica y sanitaria es importante. La cantidad de sueño varía de una persona a otra. La mayoría de los adultos necesitan entre siete y ocho horas de sueño cada noche, pero podemos
encontrarnos con personas que duermen de cinco a seis horas, y otras que necesitan entre nueve y diez horas. En ambos casos, el sueño puede proporcionar la misma sensación reparadora.

 

El insomnio se manifiesta de varias maneras. Los tres tipos principales son:

 

  • Insomnio de inicio (o primario): incapacidad de quedarse dormido antes de treinta minutos, una vez acostados.
  • Insomnio de mantenimiento (o secundario): incapacidad de permanecer dormido, hecho reflejado en la existencia de numerosos despertares nocturnos.
  • Insomnio por despertar precoz: se refiere al despertar a las cuatro o cinco horas de iniciado el sueño, seguido de la incapacidad para volver a conciliarlo.

 

Estos tres tipos de insomnio descritos no son independientes, pues una persona
puede sufrir simultáneamente dos o tres de los mencionados y no encontrarse
satisfecha con la cantidad y calidad de su sueño.


Si nos referimos a la duración, podemos distinguir tres tipos de insomnio:

 

  • Insomnio ocasional o transitorio: aquel que dura una o varias noches.
  • Insomnio de corta duración: se produce cuando su aparición se prolonga entre una y tres semanas.
  • Insomnio crónico o de larga duración: aquel de más de tres semanas de duración.

 

 

¿Por qué se produce el insomnio?

 

 

El insomnio puede ser secundario a los problemas que afrontamos cada día o
bien ser consecuencia de problemas subyacentes más graves.


Uno de los elementos que contribuyen a la persistencia del insomnio a través del
tiempo es la ansiedad. En ocasiones ésta puede responder a miedos que sólo
están en nuestra imaginación y puede llegar a bloquearnos cuando queremos conciliar el sueño.

 

La ansiedad también se puede manifestar como consecuencia de dificultades a la hora de adaptarnos a los cambios que se van produciendo en nuestra vida.
Ella suele ser la responsable de la falta de concentración, de la irritabilidad, de los problemas para conciliar el sueño, así como de la sensación de no haber
descansado por la mañana. Si estas sensaciones se van repitiendo un día y otro
y otro, entramos en ese círculo vicioso del insomnio.

 

 

  • Actitud frente al insomnio: las personas que duermen mal tienen tendencia a hablar de sus problemas de sueño y a no pensar en otra cosa. Saben que cuando caiga el día empezará de nuevo esa pesadilla de querer dormir y no poder conseguirlo. Incluso se apoderará de ellas ese miedo anticipador cuando llegue la hora de ir a la cama. En ocasiones esta sensación suele ser peor que la realidad. Cuanta más atención prestemos a esta sensación, más ahuyentaremos el sueño.
  • Ansiedad: muchas de las causas del insomnio se deben a períodos de estrés o ansiedad, motivados por cambios de vida, motivos laborales (pérdida de un trabajo, aumento de responsabilidades), familiares (un divorcio, la pérdida de un ser querido) o económicos. Todo ello provoca en quienes los sufren una inquietud que les repercute durante el día con pensamientos reiterativos, y durante la noche con un sueño poco tranquilo, lo que, en definitiva, facilita la aparición del insomnio.
  • Malos habítos de sueño: en ocasiones las personas que sufren de insomnio generan, sin querer, unos hábitos a su alrededor que favorecen su permanencia. Aquellos sujetos que pasan largas horas en la cama esperando impacientes la llegada del sueño, o que se acuestan muy temprano, o que realizan ejercicios físicos intensos a última hora de la noche para estar muy cansados y favorecer ese sueño tan deseado. Otras personas hacen largas siestas con el objetivo de compensar su falta de sueño nocturno. Todos estos comportamientos agravan el problema a largo plazo, pues al no conseguir el individuo sus objetivos, se crea un efecto de rechazo y de miedo a todo aquello que tiene relación con su sueño,
    ya sea la cama, la habitación o el propio entorno.
  • Consecuencias de un mal sueño: detrás de una mala noche viene un mal día: eso es algo que sabe toda persona que padece de insomnio, de ahí su miedo cuando llega la noche. Ese mal día se traduce en cansancio, irritabilidad, disminución de la concentración, ansiedad y, en determinados casos, depresión. El resultado de esta cadena de reacciones es el círculo vicioso del insomnio.

 

Trastornos del sueño: tipos y subtipos

 

 

Los trastornos del sueño-vigilia incluyen 10 trastornos o grupos de trastornostrastorno de insomniotrastorno de hipersomnianarcolepsiatrastornos del sueño relacionados con la respiracióntrastornos del ritmo circadiano de sueño-vigiliatrastornos del despertar del sueño no REMtrastorno de pesadillastrastorno del comportamiento del sueño REMsíndrome de las piernas inquietas y trastorno del sueño inducido por sustancias/medicamentos.

 

Los sujetos con estos trastornos presentan típicamente insatisfacción con la calidad, el horario y la cantidad del sueño. El malestar resultante durante el día y el deterioro son rasgos centrales compartidos por todos estos trastornos del sueño-vigilia.

 

Los trastornos del sueño se acompañan con frecuencia de depresiónansiedad y cambios cognitivos que deben tenerse en cuenta en la planificación del tratamiento y en su manejo. Además, las alteraciones persistentes del sueño (tanto el insomnio como el exceso de sueño) son factores de riesgo establecidos para el desarrollo posterior de enfermedades mentales y trastornos por consumo de sustancias.

 

 

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