El trastorno de personalidad narcisista es un patrón dominante de grandeza, necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta, que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes síntomas:
Las personas con trastorno de personalidad narcisista tienen un sentido grandioso de su propia importancia. Es decir, con frecuencia sobreestiman la importancia que tienen o bien estiman que para los demás son excesivamente importantes. En otras ocasiones, inflan sus capacidades o sus logros de una forma arrogante y pretenciosa.
Estas atribuciones que hacen van normalmente acompañadas de atribuciones que devalúan los logros y capacidades de los demás y pueden sorprenderse si no reciben los elogios que
esperan y sienten que merecen.
Además, suelen sumergirse en fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal. Cavilan sobre la admiración y los privilegios y suelen compararse favorablemente con gente famosa o
afortunada.
Los individuos con trastorno de la personalidad narcisista creen que son seres superiores, especiales o únicos y esperan que los demás les reconozcan como tales. Sienten que sólo pueden ser entendidos por otras personas especiales o de alto estatus y que sólo deben relacionarse con ellas, y califican los talentos de esas personas como "únicos", "inigualables" o "perfectos". Creen que sus necesidades son especiales y están por encima del alcance de la gente ordinaria.
Su autoestima se ve reforzada por el valor idealizado que asignan a aquellos con quienes se relacionan. Es probable que insistan en tratarse sólo con la persona "líder o mejor valorada" o miembro de las "mejores" instituciones, pero a la vez devalúan las credenciales y méritos de aquellas personas que les defraudan.
Generalmente exigen y necesitan una admiración excesiva a las personas de su entorno (amigos, familiares, pareja). No es de extrañar que estén preocupados por lo bien que lo están
haciendo y porque los demás reconozcan su labor de forma favorable.
Esto a menudo toma la forma de una necesidad de atención y admiración constantes: esperan que se les reciba "a bombo y platillo" y se asombran si los demás no codician sus posesiones. Buscan constantemente cumplidos y piropos. Muestran un sentido del derecho y unas expectativas poco razonables de que se les atienda con un trato especialmente favorable. Esperan ser atendidos exclusivamente y están desconcertados o furiosos cuando esto no sucede.
Por ejemplo, pueden asumir que ellos no tienen que esperar ni hacer cola, o que sus prioridades son tan importantes que los demás deberían dejar de hacer cualquier cosa para atenderles, por lo que se
irritan cuando los demás no pueden asistir "al evento tan importante". Este sentido del derecho, combinado con una falta de sensibilidad a los deseos y necesidades de los demás,
puede conducir a la explotación consciente o inconsciente de las demás personas. Esperan que se les dé lo que quieren o sienten que necesitan, sin importarles lo que suponga o
conlleve para los demás. Por ejemplo, estos individuos esperan una gran dedicación de las demás personas y les exigen trabajar en exceso sin tener en cuenta el impacto que pueda ocasionar en sus
vidas.
Tienden a entablar amistades o relaciones románticas sólo si la otra persona puede hacerle avanzar en sus metas y objetivos, o mejorar su autoestima de otra manera. A menudo usurpan privilegios especiales y recursos adicionales que ellos creen que se merecen.
Los individuos con trastorno de la personalidad narcisista generalmente tienen falta de empatía y dificultades para reconocer los deseos, experiencias subjetivas y sentimientos de
los demás . Asumen que los demás deben estar totalmente preocupados por su bienestar y tienden a hablar de sus propias preocupaciones e intereses de una forma inapropiadamente larga y
detallada, sin reconocer que los demás también tienen sentimientos y necesidades. Son a menudo despectivos e impacientes con los demás cuando éstos les hablan de sus propios problemas y
preocupaciones.
Estas personas pueden ser ajenas al dolor que suscitan sus críticas. Cuando reconocen las necesidades, los deseos o los sentimientos de otras personas, los suelen ver con desprecio, como signos de debilidad o vulnerabilidad. Los que describen a las personas con trastorno de la personalidad narcisista les tildan emocionalmente de fríos y con falta de interés mutuo.
Estos individuos suelen ser envidiosos o creen que los demás les envidian. Pueden envidiar los éxitos o posesiones de otras personas, y creen que ellos se merecen esos logros, admiración o
privilegios. Devalúan duramente las aportaciones y el reconocimiento de los demás, particularmente cuando esas personas han recibido elogios por sus logros.
Se caracterizan por mostrar comportamientos arrogantes, además de actitudes esnobs, desdeñosas o paternalistas. Por ejemplo, un individuo con este trastorno pueden quejarse de la "mala
educación" o la "estupidez" de un camarero torpe o concluir una evaluación médica con una valoración condescendiente del propio médico.
Las personas con trastorno de personalidad narcisista consideran habitualmente que ellos no presentan problemas, sino que son los demás quienes han de cambiar… y deberían hacerlo. Manipulan a los demás para que refuercen su autoestima, y con frecuencia responden negativamente a la crítica (normalmente con ira).
Son vistos por los demás como arrogantes, engreídos y faltos de humildad, sobre todo en momentos donde se ponen en tela de juicio sus acciones. Su comportamiento refleja su desconsideración hacia los derechos de los otros, a los cuales acusa paradójicamente de ser egoístas y mentirosos. Es en esos momentos cuando se pone de manifiesto su patología, al ser precisamente estas conductas de manipulación y egoísmo rasgos distintivos de la personalidad narcisista. Sus aires de superioridad hacen que se comporten de forma grandiosa, mirando a los demás de forma altiva, aprovechándose de ellos y explotándolos sin ninguna consideración.
A nivel emocional, el narcisista suelen establecer relaciones superficiales sin vincularse de una forma íntima. Suele mostrarse indiferente y parece sentirse tranquilo, trasladando a los demás una falsa fachada de bienestar continuo que a menudo esconde una alta sensación de vacío, envidia y variaciones constantes en su estado de ánimo. Son extremadamente sensibles a la evaluación negativa y las críticas, aunque suelen tratar de no mostrarse impresionados.
A nivel conductual destaca la facilidad que tienen para “venderse” adecuadamente. Sin embargo, hacia los demás se muestran arrogantes, engreídos, distantes, tratándolos como si fueran objetos y aprovechándose de ellos en pro de su beneficio. Es habitual que acusen a los demás de egoístas y de engañarles, y suelen dominar las conversaciones. Son impacientes y a menudo resultan agresivos y no es extraño que mientan para conseguir lo que quieren.
Millon (1999) describe cuatro subtipos de narcisistas:
En el trastorno de personalidad narcisista existen cuatro estados mentales característicos y bien definidos y diferenciados, muy similares a los propuestos por Young (1990): sí mismo grandioso, niño vulnerable y autosuficiente desapegado. Estos estados se denominan asÍ:
En el estado grandioso podemos observar que los temas mentales recurrentes de la persona son la superioridad, la autosuficiencia, la no pertenencia al grupo o la pertenencia a un grupo que se fantasea que es de los mejores. Las emociones son o de euforia, de percepción de fuerza y sentimiento de eficacia personal, o bien de frialdad y distanciamiento. Es el favorito de los narcisistas.
El segundo estado, o estado de transición, se activa cuando la persona siente que las metas en las que se funda su autoestima se ven amenazadas y percibe el riesgo de caer en el estado depresivo/aterrorizado. Se activa enseguida la rabia y se atribuyen a los demás las causas de la invalidación o de los fracasos.
En el estado depresivo/aterrorizado el narcisista presenta sensación de fracaso, de rechazo y de expulsión del grupo, amenaza, derrota, autodesvaloración, inconsistencia de la identidad y sumisión. Las emociones son: vergüenza, miedo, tristeza impregnada de nostalgia por todo lo perdido. Se observa a menudo una sensación de disgregación, el estado de conciencia se puede desorganizar y llevar a experimentar fantasías terroríficas oniroides en las cuales espantosas enfermedades llevan a la muerte o bien la temida venganza de los demás llega a cumplirse.
En el estado de vacío desvitalizado la experiencia emocional está ausente, pero no sólo se escinden los sentimientos de debilidad y fragilidad sino todo el conjunto de sensaciones que experimenta la persona. El sujeto se siente frío, desapegado, alejado de los demás y de su propia experiencia interior; percibe el mundo como si fuera irreal, el cuerpo lejano y anhedónico.
La experiencia no es intensamente desagradable, más bien al contrario; los narcisistas se mantienen bastante tiempo dentro de este estado, en el cual son intocables, no están sujetos a las fluctuaciones de la autoestima y las complejas, irritantes e incomprensibles demandas de los demás. Las fantasías de éxito y omnipotencia pueden llenar la vida mental aunque no posean el eco triunfal que colma el estado grandioso. En gran parte, las metas se dejan de lado, el narcisista vive observando el quehacer de sus semejantes.
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