El trastorno de personalidad esquizoide se caracteriza por una escasa o casi nula necesidad afectiva. Las personas con este trastorno sienten poco placer y en pocas ocasiones externalizan y manifiestan rabia, tristeza o angustia. Esta falta de iniciativa y de respuesta emocional les hace parecer personas faltas de energía y actividad, apacibles, tranquilos y distantes. Sus intereses y aficiones se realizan en solitario y no necesitan compartir su vida con los demás. No necesitan compromisos íntimos y no establecen vínculos emocionales profundos ni en el ámbito familiar.
Dan la impresión de ser personas aletargadas, que carecen de vitalidad y cuyos movimientos suelen ser torpes y rígidos. Las personas con trastorno de la personalidad esquizoide carecen de un deseo de intimidad, se muestran indiferentes a las oportunidades de desarrollar relaciones cercanas, y no obtienen gran satisfacción de ser parte de una familia u otro grupo social.
Dentro de este trastorno de personalidad encontramos una serie de aspectos o características cognitivas en estos sujetos:
Sabemos muy poco sobre las causas de este trastorno. Los primeros teóricos creían que la personalidad esquizoide podría ser un precursor de la esquizofrenia. Sin embargo,esta idea ha cambiado (Kalus, Bernstein y Siever,1995; Miller et al., 2001). También las investigaciones sobre la posible transmisión genética de la personalidad esquizoide han sido incapaces de establecer un vínculo entre ambos trastornos. Al comparar el trastorno de personalidad esquizoide con el esquizotípico, muchos estudios han encontrado que la personalidad esquizotípica está más estrechamente vinculada genéticamente con la esquizofrenia.
Los teóricos cognitivos han propuesto que las personas con una personalidad esquizoide muestran conductas frías y hurañas debido a una serie de esquemas subyacentes desajustados, que les hacen considerarse a sí mismos como solitarios autosuficientes, y ver a los demás como intrusos. Su principal convicción podría ser algo así como «soy fundamentalmente un solitario» (Beck y Freedman, 1990) o «las relaciones sociales son problemáticas e indeseables» (Pretzer y Beck,1996).
Además, las investigaciones han encontrado que el trastorno de la personalidad esquizoide presenta una prevalencia más elevada en los familiares de las personas con esquizofrenia o con trastorno de la personalidad esquizotípica, y hoy se sabe que se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres y puede causar más deterioro en ellos.
Por último, parece que las personas con este trastorno podrían haber sido educadas en familias caracterizadas por ser excesivamente rígidas y reservadas y por relacionarse de forma distanciada o desvinculada con los demás. Estas familias, con frecuencia, no expresan la hostilidad o la ira, aunque tampoco expresan otras emociones lo que fomenta que el niño aprenda a relacionarse socialmente de este modo. A su vez esto genera un déficit en habilidades sociales que, durante el desarrollo del individuo, da lugar a malentendidos en las personas con quien se relaciona el sujeto esquizoide, produciendo un mayor aislamiento y conductas comunicativas disfuncionales.
El trastorno de personalidad esquizoide ha de ser diagnosticado por un especialista (psicólogo clínico, psiquiatra), y nunca por las apreciaciones personales que podamos hacer sobre el comportamiento de una persona. Esto es así debido a la dificultad que entraña diferenciarlo de otros trastornos con los que suele hacer diagnóstico diferencial, y requiere de un amplio conocimiento en psicopatología. Estos son:
El trastorno de la personalidad esquizoide suele hacerse evidente desde la infancia y la adolescencia, con soledad, relaciones escasas con los compañeros y bajo rendimiento en la escuela, que convierten a estos niños o adolescentes en "diferentes" y proclives a ser objeto de burlas. La felicidad la encuentran en sus momentos de soledad, donde no hay otras personas que rompan su silencio y su tranquilidad.
Debido a la dificultad para experimentar emociones y experiencias agradables, estos sujetos son muy poco introspectivos, es decir, tienen una escasa o nula capacidad para autoevaluarse a sí mismos y observarse, por ejemplo, en la interacción social. Esto, a su vez, les confiere esa actitud carente de emociones que los demás obseran como una "falta de interés" o una "rareza" generando rechazo, que, a su vez, no es comprendido por la persona con este trastorno (favoreciendo el desapego social).
Debido a la forma en que interactúan con el ambiente, los sujetos esquizoides presentan entonos:
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