El trastorno de personalidad obsesiva (TPO) o trastorno obsesivo de la personalidad consiste en un patrón de personalidad marcado y definido por la preocupación recurrente e intensa por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad y la eficiencia.
Las personas que con este trastorno de la personalidad tienen tendencia a molestarse o a mostrarse irascibles o susceptibles en situaciones en las que no son capaces de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, aunque la ira normalmente no se expresa de manera explícita.
Uno de los síntomas más característicos del trastorno de la personalidad obsesiva es la preocupación por el orden, el perfeccionismo y el autocontrol. Las personas con este trastorno tratan de mantener un sentido de control a través de una esmerada atención a las normas, los detalles triviales, los procedimientos y métodos, las listas, los horarios o las formas, de tal manera que se pierde el objetivo principal de la actividad, como puede ser disfrutar de ella. Son excesivamente cuidadosos y tienen tendencia a la repetición, prestando una atención extraordinaria a los detalles y a la comprobación de los posibles errores. El perfeccionismo y los altos estándares de rendimiento que se autoimponen causan una disfunción significativa y angustia en estos individuos, que puede en ocasiones les lleva a estar involucrados en los proyectos de una forma muy absorbente.
Los individuos con este trastorno pueden ser avaros y tacaños, y pueden mantener un nivel de vida muy por debajo de lo que pueden pagar, en la creencia de que el gasto debe ser estrechamente controlado para prevenir futuras catástrofes.
Muestran una excesiva devoción por el trabajo y la productividad, con exclusión de las actividades de ocio y de las amistades y, a menudo, sienten que no tienen tiempo para tomarse una tarde o un día del fin de semana libre para relajarse. Suelen postergar las actividades placenteras, tales como las vacaciones, de tal manera que al final no las disfruten.
Los individuos con trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva pueden ser excesivamente concienzudos, escrupulosos e inflexibles sobre asuntos de moral, ética o de valores. Pueden forzarse a sí mismos y a los demás a seguir principios morales rígidos y normas de funcionamiento muy estrictas. También pueden ser despiadadamente autocríticos sobre sus propios errores, manifestando una autocrítica feroz y poco autocompasiva.
Se trata de un trastorno caracterizado por la rigidez y terquedad. Los individuos con este trastorno están tan preocupados por tener las cosas hechas de una forma "correcta", que tienen problemas para estar de acuerdo con las ideas de otras personas. Estos individuos planifican el futuro al detalle y no están dispuestos a considerar ningún cambio. Totalmente enclaustrados en su propia perspectiva, tienen dificultad para reconocer los puntos de vista de los demás. Los amigos y los colegas pueden llegar a estar frustrados por esta rigidez constante.
Las personas con este trastorno pueden ser incapaces de desprenderse de objetos que ya no les son útiles o están desgastados, incluso cuando no tienen valor sentimental. A menudo, estos individuos admitirán ser "acumuladores compulsivos", puesto que consideran que deshacerse de los objetos es un despilfarro. Todo esto les lleva con frecuencia discutir con sus parejas o familiares, que pueden quejarse de la cantidad de espacio que ocupan los objetos antiguos, las revistas, los electrodomésticos rotos, etc.
Además, suelen ser reacios a delegar tareas en otras personas o a compartir tareas en grupo. Insisten obstinadamente y sin justificación en que todo se haga a su manera y que las personas se ajusten a su forma de hacer las cosas.
De acuerdo a numerosas investigaciones, el trastorno de personalidad obsesiva es de los trastornos más frecuentes en el mundo occidental. Algunos autores señalan la importancia y trascendencia que los modelos sociales del trabajo, estilo de vida y competitividad tienen hoy en día y su influencia sobre los individuos. Tanto tengo, tanto valgo...
Pero, ¿qué factores influyen en la génesis del trastorno? ¿Qué se sabe?
Hay pocas pruebas que avalen la influencia de los factores biológicos genéticos en el inicio y desarrollo del TPO. Los factores ambientales desempeñan un papel principal en la etiología de este trastorno, destacando los siguientes factores:
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