Los alucinógenos son un grupo diverso de drogas que alteran la percepción (conciencia de los objetos y condiciones circundantes), los pensamientos y los sentimientos. Estas drogas causan alucinaciones o sensaciones y visiones que parecen reales pero que no lo son.
Los alucinógenos implicados son las fenilalquilaminas (p. ej., la mescalina, DOM y MDMA ("éxtasis"), las indolaminas, como la psilocibina (es decir, la psilocina) y la dimetiltriptamina (DMT), y las ergolinas, como el LSD y las semillas de gloria de la mañana. Además, otros compuestos etnobotánicos se clasifican como alucinógenos, dos ejemplos de los cuales son la salvia divinorum y el estramonio.
Los alucinógenos se encuentran en algunas plantas y hongos (o en sus extractos) o pueden ser artificiales. Por siglos, las personas han consumido alucinógenos más que todo como parte de rituales religiosos. Los alucinógenos comunes incluyen:
Algunos alucinógenos también pueden hacer que los consumidores se sientan fuera de
control o desconectados de su cuerpo y del
ambiente. Los ejemplos comunes de este tipo de alucinógenos incluyen:
La adicción o trastorno por consumo de alucinógenos se caracteriza por la presencia de los siguientes síntomas:
Actualmente, esta adicción se considera en remisión inicial cuando no se ha cumplido ninguno de los síntomas durante un mínimo de 3 meses pero sin llegar a 12 meses. Una vez se alcanzan esos 12 meses, se denomina en "remisión continuada".
La intoxicación por otros alucinógenos produce cambios de comportamiento o psicológicos clínicamente significativos poco después de la ingesta. Dependiendo del alucinógeno específico, la intoxicación puede durar sólo unos minutos (p. ej., por salvia) o varias horas o más (p. ej., por LSD o por MDMA).
Entre los síntomas experimentados durante la intoxicación por consumo de alucinógenos están los siguientes hechos:
La evidencia científica indica que algunos alucinógenos pueden ser adictivos o que las personas pueden desarrollar tolerancia hacia ellos. El consumo de alucinógenos
además puede inducir tolerancia a otras drogas similares. Por ejemplo, el LSD no es considerado una droga adictiva porque no causa una
búsqueda incontrolable de la droga. Sin embargo, el LSD si produce tolerancia; algunos consumidores que consumen la droga repetidamente, deben tomar dosis cada vez más altas para lograr los
mismos efectos. Esta es una práctica sumamente peligrosa debido a los efectos impredecibles del LSD. Adicionalmente, el LSD produce tolerancia a otros alucinógenos, como por ejemplo a la
psilocibina (PCP).
Por otra parte, el PCP es un alucinógeno que puede ser adictivo. Las personas que dejan el uso repetido del PCP pueden experimentar síntomas comunes de abstinencia, como antojos de la droga,
dolores de cabeza y sudor. Se necesitan más estudios científicos para investigar más profundamente el potencial
adictivo o de tolerancia de los alucinógenos.
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