El trastorno obsesivo compulsivo (conocido por sus siglas TOC) se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones reiteradas, lo suficientemente graves como para causar un intenso malestar en el individuo, una gran pérdida de tiempo o una interferencia significativa con la rutina o su vida habitual.
El TOC se genera a menudo a partir de un tipo de personalidad caracterizada por el perfeccionismo, el orden, las dudas, la dependencia y la influencia de mayores expectativas de los padres respecto a los rendimientos. Dado lo incapacitante del trastorno y el malestar que produce su sintomatología, se suele asociar a medio plazo a sintomatología depresiva. En el TOC se pueden distinguir las siguientes manifestaciones:
La respuesta es si. Podríamos distinguir seis tipos de TOC distintos, en función de la temática de sus obsesiones y compulsiones. Existen:
El comienzo y mantenimiento del TOC suele tener altibajos, aunque su inicio suele ser gradual y paulatino. Una vez establecido el trastorno se cronifica y los síntomas suelen exacerbarse en períodos de estrés.
Respecto a la edad de inicio, las investigaciones han mostrado que su inicio suele comenzar en la adolescencia o al principio de la etapa adulta, siendo la edad media de 22 años, y siendo la edad más temprana de inicio en hombres los 13-14 años, y en mujeres 20-24 años.
Cuando el TOC aparece en personas con más de 35 años se debe sospechar de la presencia de algún tipo de daño neurológico (tumores) o depresión.
El TOC suele presentar comorbilidad con una amplia variedad de trastornos mentales (como los reflejados en la imagen de la derecha). De todos ellos, las investigaciones han reflejado que los trastornos depresivos son los más frecuentes, presentando hasta un 9% de suicidios y apareciendo con frecuencia una alta comorbilidad con trastornos de ansiedad.
El trastorno de personalidad obsesiva se caracteriza por:
Los estudios en imágenes del cerebro de los individuos con trastorno obsesivo compulsivo han demostrado ciertas anormalidades en varias áreas, entre ellas el tálamo, el núcleo caudado, el córtex orbital y el giro cingulado, lo que ha inclinado la balanza etiológica hacia una mayor evidencia por las sutiles variaciones en las estructuras y circuitos cerebrales. La teoría defendida más ampliamente es que la causa se relaciona con niveles anormales en alguno de los elementos químicos vitales del cerebro: la serotonina.
Además, otra de las causas de aparición del TOC parece encontrarse en la contribución hereditaria. Lo que se hereda parece ser la naturaleza del TOC, no los síntomas específicos; así, una persona puede tener compulsiones de lavado, mientras que su padre las tiene de comprobación. Esto indica que los síntomas no se deben al modelado por observación, aunque este puede facilitar el aprendizaje de una manera de responder miedosa y ritualista.
Otro de los factores relevantes que explican el inicio de este trastorno son las experiencias tempranas. Parece que estas experiencias predisponen al TOC, destacando por ejemplo:
Y por último, el cuarto factor explicativo que se ha demostrado como relevante es la existencia de ciertas creencias disfuncionales (dominios de las seis creencias - vistos más arriba- ).
De acuerdo a la clasificación actual de los trastornos mentales, existen tres trastornos relacionados especialmente con el TOC. Son:
Recientemente, se ha incluido otro trastorno en este ámbito de trastornos relacionados con el TOC. Se trata del trastorno de excoriación, en el que la persona tiende a dañarse la piel de forma recurrente hasta producirse lesiones cutáneas, intentando en vano dejar de hacerlo o disminuir su intención (como sucede en la tricotilomanía)
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