Los trastornos de ansiedad son un conjunto de patologías caracterizadas por la presencia de preocupación, miedo o temor excesivo, tensión o activación que provoca un malestar notable o un deterioro clínicamente significativo de la actividad del individuo.
Pese a que los trastornos de ansiedad tienden a ser altamente comórbidos entre sí, pueden ser distinguidos a través de un análisis detallado del tipo de situaciones que se temen o se evitan y del contenido de los pensamientos o creencias asociados. Y también es importante señalar que, acorde a un sinfín de investigaciones, los trastornos de ansiedad son los problemas psicológicos más frecuentes (Kessler, Chiu, Demler & Walters, 2005).
Los trastornos de ansiedad se diferencian del miedo o la ansiedad normal propios del desarrollo por ser excesivos o persistir más allá de los períodos de desarrollo apropiados (habitualmente su duración es superior a los 6 meses).
Puesto que las personas con trastornos de ansiedad suelen sobrestimar el peligro en las situaciones que temen o evitan, el análisis decisivo y diagnóstico de si ese miedo o ansiedad es excesivo o desproporcionado lo realiza el clínico teniendo en cuenta factores de contexto cultural.
Muchos de los trastornos de ansiedad se desarrollan en la infancia y tienden a persistir si no se tratan, cronificándose (si no reciben tratamiento psicológico y farmacoterapia).
De entre los siete tipos fundamentales de trastornos de ansiedad, el más común es el trastorno fóbico o fobia simple. Una fobia es un temor persistente y desproporcionado hacia algún objeto o situación específicos, que en realidad apenas suponen peligro alguno.
Los trastornos de ansiedad se clasifican actualmente, partiendo del DSM-V, en siete tipos diferentes. Son:
Las causas de aparición de un trastorno de ansiedad son múltiples y variadas. Si bien es cierto que se ha encontrado una relación entre causas orgánicas (enfermedades cardíacas, diabetes, el hipertiroidismo, ciertos trastornos respiratorios, el abuso de sustancias o la abstinencia de las mismas, el dolor crónico o síndrome de intestino irritable o ciertos tumores), hoy en día, se estima que el peso de los factores psicosociales podría ser bastante más influyente.
Entre los factores psicosociales infuyentes en el inicio y mantenimiento de los trastornos de ansiedad podríamos desatacar los siguientes:
Los trastornos de ansiedad tienen tratamientos efectivos en la mayoría de los casos. Estos tratamientos llevan a normalizar la vida de forma satisfactoria. Lo más habitual es la combinación de tratamiento farmacológico, dirigido hacia los síntomas principales, y de tratamiento psicoterapéutico, dirigido hacia las conductas y pensamientos que generan y mantienen la ansiedad.
Lo más importante antes de iniciar un tratamiento para un trastorno de ansiedad es descartar que los síntomas que se presentan sean debidos a una enfermedad médica. Por ello, en función de los síntomas presentes, han de realizarse una serie de pruebas, además de un examen físico detallado, como un electrocardiograma, un análisis de alteraciones hormonales, principalmente tiroideas, alteraciones bioquímicas o del hemograma.
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