Disfunción de aversión al sexo

 

 

La disfunción de aversión al sexo es un trastorno sexual (antes considerada una disfunción del deseo) caracterizado por un rechazo o aversión y evitación del contacto sexual con la pareja o con sus propios genitales, experimentando la persona una intensa ansiedad, miedo o aversión (asco) a la hora de mantener o comenzar un encuentro sexual.

 

 

Esta disfunción varía enormemente en gravedad e intensidad, desde aquellas personas que experimentan la aversión a la penetración pero no a sus genitales, hasta aquellas personas que rechazan cualquier tipo de estímulo sexual (penetración, genitales propios y ajenos, besos, secreciones genitales, etc.). Algunas personas con trastorno de aversión al sexo rechazan incluso los contactos más superficiales o no genitales.

 

Este trastorno genera un malestar acusado en la persona o dificultades en las relaciones íntimas con su pareja, y es frecuente que la persona evite los encuentros sexuales buscando "excusas" para no hacer frente al problema (volcándose en las relaciones familiares, descuidando los aspectos estéticos y de cuidado físico, acostándose más temprano o aludiendo no encontrarse bien...).

 

 

Síntomas del trastorno

 

 

La aversión al sexo se manifiesta por la presencia de los siguientes síntomas:

 

  • Una aversión extrema, asco o rechazo, que se presenta de forma recurrente y persistente, hacia los contactos sexuales genitales.
  • La disfunción provoca un malestar clínicamente significativo o dificultades en sus relaciones interpersonales o de pareja. Este malestar puede manifestarse como:

 

 

¿En qué consiste el tratamiento?

 

 

El tratamiento de la disfunción de aversión al sexo abarca un abanico de elementos terapéuticos que, ajustados al contexto del paciente, persigue reducir la aversión, miedo o rechazo al sexo. Este tratamiento consta de:

 

  • Psicoeducación sobre el trastorno y ecplicación sobre la etiología (causa) del trastorno.
  • Psicoeducación sobre la ansiedad situacional (cada vez que se mantienen las relaciones) con el objetivo de que aprenda a afrontar de una forma sana dicha ansiedad.
  • Trabajar con los sentimientos de vergüenza, evitación, retraimiento e inhibición frente a las relaciones sexuales.
  • Enseñar al apciente a gestionar -en términos generales- el malestar emocional.
  • Educar y enseñar de forma progresiva estímulos placenteros para alcanzar la excitación.
  • Modificar las creencias irracionales que se derivan del problema y mejorar la autoestima.

 

 

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