La disfunción de aversión al sexo es un trastorno sexual (antes considerada una disfunción del deseo) caracterizado por un rechazo o aversión y evitación del contacto sexual con la pareja o con sus propios genitales, experimentando la persona una intensa ansiedad, miedo o aversión (asco) a la hora de mantener o comenzar un encuentro sexual.
Esta disfunción varía enormemente en gravedad e intensidad, desde aquellas personas que experimentan la aversión a la penetración pero no a sus genitales, hasta aquellas personas que rechazan cualquier tipo de estímulo sexual (penetración, genitales propios y ajenos, besos, secreciones genitales, etc.). Algunas personas con trastorno de aversión al sexo rechazan incluso los contactos más superficiales o no genitales.
Este trastorno genera un malestar acusado en la persona o dificultades en las relaciones íntimas con su pareja, y es frecuente que la persona evite los encuentros sexuales buscando "excusas" para no hacer frente al problema (volcándose en las relaciones familiares, descuidando los aspectos estéticos y de cuidado físico, acostándose más temprano o aludiendo no encontrarse bien...).
La aversión al sexo se manifiesta por la presencia de los siguientes síntomas:
El tratamiento de la disfunción de aversión al sexo abarca un abanico de elementos terapéuticos que, ajustados al contexto del paciente, persigue reducir la aversión, miedo o rechazo al sexo. Este tratamiento consta de:
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