Muchas personas experimentan a lo largo de su vida cambios sustanciales en su deseo sexual llegando a veces, incluso, a desaparecer o a ser muy reducido, teniendo en común ambos casos un malestar significativo para la persona que lo padece o para su pareja. Nuestra escasa educación sexual ha dejado (entre otros) problemas y mitos en torno a nuestro funcionamiento sexual que nos “pinta” una sexualidad irreal, errónea o idealizada. A consecuencia, acudimos a terapia tratando de buscar una solución, desconociendo por completo que nuestra fantasía puede ser un arma muy valiosa frente al deseo sexual inhibido o hipoactivo.
Si tú o tú pareja tiene problemas de deseo sexual, puede empezar por trabajar sus fantasías sexuales. Existe evidencia científica de que fantasear
ayuda a generar mejores relaciones sexuales con nosotros mismos y con nuestra pareja. Antes, veamos qué es fantasear…
Fantasear es crear una representación mental que evoca algo excitante que vivimos o algo que estimamos nos provoca excitación. Esas “imaginaciones” no tienen por qué incluir solo imágenes, sino que también pueden incluir elementos sensoriales de tacto, olfato, oído, de temperatura, presión… Y nos permite tener un imaginario erótico rico que puede ser clave para tener una vida sexual satisfactoria, dado que nuestro cerebro es el principal órgano sexual y nos puede servir como un potente recurso erótico como lo puede ser una película erótica o pornográfica o un juguete sexual.
Además, fantasear es:
Que emplees las fantasías sexuales es algo sanísimo y natural, como hemos dicho, pero es importante señalar qué no es:
Fantasear es algo relativamente sencillo. Vamos a describirlo en 9 pasos:
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