El maltrato psicológico es un proceso sistemático al que se ve sometida una persona por otra durante un largo periodo de tiempo, y se trata de un proceso perpetrado por una misma persona o grupo de personas, habitualmente personas con quien la victima mantiene algún tipo de vínculo afectivo.
Cualquier persona puede maltratar psicológicamente a otra y podemos encontrar el maltrato en todas partes, y tal vez sea inevitable que en alguna ocasión seamos tratados con desprecio, humillados, insultados o rebajados. Pero no es eso lo que define el maltrato psicológico o abuso emocional, si no es algo que sucede de forma repetida y continuada a lo largo de un tiempo.
El maltrato psicológico se sucede si alguien te dice una vez que eres un inútil y esto acaba convirtiéndose en un sistema, en una rutina. Una serie de sucesos. Entonces es muy posible que observes cada uno de esos sucesos de forma aislada y cometas el error de pensar que "no debería molestarme", que "es una tontería" o "tiene una mala época". El error no es pensar eso, el error es no darle importancia a lo que sientes.
Los sucesos, los ataques, las críticas, los comentarios despectivos, las minusvaloraciones o los desprecios van sumando cada día, lentamente, sin que apenas te des cuenta.
Por eso uno de los síntomas del maltrato psicológico es que no te sientas libre de expresar lo que piensas o lo que sientes. Que no puedas vestir como quieres, que no dispongas de tu dinero, que no puedas decidir cuando ver a tus seres queridos sin que eso suponga un enfado o reacción negativa por parte de tu pareja, que controle tu móvil o tus redes sociales, que organice tu tiempo, que minimice lo que te sucede o te afecta o que te recuerde cuáles han sido tus errores, que sientas que no puedes contarle algo porque se enfadará...
Todos estos estos generan una serie de consecuencias en la víctima de maltrato psicológico:
Podríamos decir de forma resumida que estás siendo víctima de abuso si se da de forma persistente y duradera varios o uno de los siguientes casos:
En ocasiones, las personas que se presentan en consulta son los padres alertados por la sospecha de que su hija (con frecuencia en la adolescencia) esté padeciendo un maltrato psicológico o físico.
En estas situaciones es importante que los padres no se vean inundados por la culpa o la vergüenza, y que identifiquen lo antes posible los mecanismos de abuso que está empleando la pareja de su hija.
Si tu hija os cuenta que está siendo víctima de violencia psicológica o física es importante:
Es muy importante que cuando vuestra hija os cuente lo sucedido os mostreis atentos y cercanos y que reforceis positivamente el hecho de que os lo cuente. Recordad que necesitáis que sienta vuestro apoyo, o de lo contrario se distanciará y estará sola ante el maltratador.
El maltratador sabe cómo enganchar a estas personas. Empieza por mostrarse cariñoso, les da amor y la conexión emocional que tanto ansían tener, que nunca han tenido (en algunos casos) y que han anhelado. Conforme se va formando un vínculo entre ellos, comienzan a aparecer los primeros signos de maltrato, en forma de sutiles desprecios, rechazos, indiferencia. De este modo, se va formando un fuerte vínculo entre ambos, constituido por una mezcla de dependencia, ansiedad, carencias y viejas heridas que no han llegado a curarse del todo. Y puede que también amor, entremezclado con todas esas emociones negativas que hacen que todo sea tan intenso y duela tanto. El dolor… otra falsa “prueba” del amor que sientes.
La persona sometida a abuso emocional puede llegar a sentir algo muy similar a una sensación de desaparición. Aislada de sus familiares y amigos, no le queda nadie más en su vida que el maltratador, a quien se aferra con más fuerza cuanto más aislada se siente y cuanto más destruida está su identidad. La misma persona que la está destruyendo es la única que, si lo desea, puede hacer que vuelva a sentirse persona, puede validarla, hacer que esa sensación de no ser nada y no importar nada desaparezca, aunque sea por un momento. Eso lo sabe y lo desea con ansia. Por este motivo, cuanto más tiempo pasa una persona en una situación de maltrato, más difícil resulta salir de ella, pues la erosión del yo crea más dependencia, y esta dependencia hace que se aferre cada vez con más intensidad a la única persona que existe en su vida: el maltratador.
Los sentimientos nos guían, nos dicen que algo marcha mal o nos empujan a buscar soluciones y a salir de situaciones desagradables. Si eres de las personas que piensa que es absurdo que te sientas mal, entonces no estás concediendo valor a tus sentimientos y emociones y es el primer error que debes subsanar. Tus emociones son válidas siempre, nadie puede discutirlas ni negarlas. Nadie puede decirte que no puedes sentir lo que sientes, que es absurdo, que no debería afectarte tanto tal o cual cosa. Tus emociones no son discutibles, son válidas en sí mismas y tienes derecho a sentirlas.
Es bastante frecuente que en la franja de edad de la adolescencia encontremos relaciones de dominación basadas en la violencia, física o psicológica, donde el amor romántico fomenta y ha fomentado roles diferenciados entre mujeres y hombres. Por todo esto, la intervención psicológica con adolescentes víctimas de violencia de género también se centra en el concepto de amor.
Algo que podríamos decir acerca del amor, y que es extendible a cualquier persona de cualquier edad es:
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