Domjan (2002) describe el castigo como "un procedimiento de condicionamiento instrumental en el que la realización de la respuesta (o conducta) instrumental da como resultado la presentación de un estímulo aversivo (consecuencia)".
Desde el condicionamiento operante o instrumental nuestras conductas se definen como operantes (influyen sobre nuestro entorno u operan en el) generando consecuencias que fortalece o debilitan esas mismas conductas y, por tanto, su futura aparición.
Podemos establecer dos tipos de castigo: el castigo positivo y el castigo negativo.
Se entiende por castigo positivo (e.j., si limpiamos la casa y nuestra pareja nos dice que no lo hemos hecho bien) la reducción de la frecuencia de una conducta cuando tras
su emisión se presenta un estímulo negativo o aversivo. Y estos estímulos se clasifican a su vez en dos tipos:
Por otro lado tenemos el castigo negativo, que implicaría la retirada de un estímulo consecuencia que resulta agradable al individuo.
Dentro del castigo negativo podemos establecer dos tipos: el tiempo fuera de reforzamiento y el coste de respuesta.
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